Cuando la FDA le da a una sustancia el estatus de Terapia Innovadora, no lo hace por capricho. Lo hace porque, según la evidencia clínica preliminar, esa sustancia puede mejorar significativamente una enfermedad grave mejor que los tratamientos actuales. Eso es exactamente lo que pasó con la psilocibina en 2018.
Y esto, aunque no lo parezca, abre puertas. Muchas.
¿Qué implica este estatus?
En términos sencillos: la psilocibina ha demostrado resultados prometedores en estudios clínicos para tratar condiciones graves como depresión resistente, ansiedad terminal, trastornos obsesivos, estrés postraumático y más.
La etiqueta de Breakthrough Therapy permite acelerar tanto el desarrollo como la aprobación regulatoria. No significa que la psilocibina esté aprobada para su uso médico generalizado. Pero sí que los estudios van por buen camino… y rápido.
En EE.UU., esta designación fue solicitada por COMPASS Pathways, uno de los actores más relevantes en el escenario psicodélico global. Y fue respaldada por estudios clínicos serios liderados por instituciones como Johns Hopkins, Imperial College, Universidad de Yale y el Usona Institute.
¿Y en Ecuador? ¿Legal o no?
La psilocibina sintetizada sigue siendo ilegal. Pero el hongo entero que la contiene, no.
¿La razón? La Normativa 0037 del Ministerio de Salud Pública permite el uso de terapias alternativas dentro del marco de la medicina andina, siempre que no impliquen procedimientos invasivos, sean informadas, seguras y éticas. Y sí, bajo ese paraguas se ha permitido el uso de hongos con psilocibina en entornos terapéuticos controlados, respetando la cosmovisión ancestral.
En la práctica, esto ha creado una vía apenas legal, pero brillante… si se hace con cuidado y responsabilidad.
¿Por qué este avance es importante?
Porque valida décadas de estudios ignorados. Porque abre el camino para un futuro en el que estas terapias puedan formar parte del sistema médico. Y porque, en contextos como el ecuatoriano, permite que la medicina ancestral se combine con ciencia clínica moderna.
En Mountain, vemos en esta coyuntura una oportunidad transformadora: un puente entre el conocimiento indígena y la salud mental del siglo XXI. Pero también vemos los riesgos.
El riesgo de la moda: más terapeutas, menos preparación
El boom psicodélico ha traído consigo algo preocupante: más “facilitadores” que fundamentos.
Hoy cualquiera puede autodenominarse guía. Pero acompañar con psilocibina no es improvisar con incienso. Requiere ética, metodología, evaluación clínica, preparación simbólica, seguimiento psicológico y documentación real. Lo otro no es medicina alternativa. Es turismo espiritual… o directamente negligencia.
¿Qué hace falta para hacerlo bien?
En Mountain trabajamos con un protocolo estructurado: evaluación integral, preparación fisiológica y emocional, sesión guiada y seguimiento clínico. Acompañamos con profesionales de salud, no solo por vocación, sino por responsabilidad. Y ofrecemos formación a terapeutas basada en un modelo clínico y funcional, no en intuiciones improvisadas.
Aprovechar este momento histórico implica responsabilidad.
¿Conclusión?
La designación de “Terapia Innovadora” por la FDA no es solo una medalla para la psilocibina. Es una señal. Una invitación a tomar en serio lo que antes se ridiculizaba.
En Ecuador, gracias al marco legal de las terapias alternativas y al reconocimiento de la medicina andina, existe una oportunidad real de aplicar estos tratamientos de forma ética, estructurada y culturalmente respetuosa.
Pero ojo: no todo lo ancestral es terapéutico, ni todo lo terapéutico es seguro.
Esto es una invitación a la claridad, la preparación y el respeto.